Orígenes
Almedíjar pertenece a la comarca castellonense del Alto Palancia, encontrándose situada en la vertiente sur del Parque Natural de la Sierra de Espadán a 411 m. de altitud. Aunque hay algún yacimiento del periodo íbero y han aparecido algunos restos romanos, el origen de Almedíjar es musulmán.
Fue conquistada por las tropas de Jaime I de Aragón en 1238. Tras diversos cambios de dueño, la localidad pasó a formar parte de la familia Centelles. A pesar de la conquista cristiana, la población musulmana seguía siendo mayoritaria, generando múltiples revueltas hasta su derrota definitiva en 1528, en la llamada batalla de Almedíjar, que puso fin a la rebelión de los moriscos en el Reino de Valencia.
A unos 2km del municipio se sitúan los restos del castillo de La Rodana que junto con la fortificación de Castillet protegían la población, la cual como otros municipios moriscos también sufrió los desastrosos efectos de su expulsión en 1609, de la que no se recuperaría hasta bien entrado el S. XVIII.
En 1611, tras la expulsión de los moriscos, el marqués de Quirra, Gilabert Carroz de Centelles otorgó ante notario Carta Puebla para el lugar de Almedíjar que había quedado totalmente despoblada.
Los apellidos de los primeros pobladores fueron Torres, Talamantes, Tortajada, Sebastián, Terolín, Monzón, Salvador, Selma, del Río, Magán, Veo, Macián, Tejedo, Rubio, Pérez, Mínguez, Juan, Puig, Ibáñez, Ruiz, Chos, Badía, Ballester y Esteban, procedentes la mayoría de las vecinas Jérica y Segorbe. Con el tiempo muchas de estas familias abandonaron la población siendo reemplazadas por otras procedentes de las otras localidades de la zona como Puebla de Arenoso, Villamalur, Algimia de Almonacid o el sur de la provincia de Teruel, apareciendo hacia el siglo XVII otros apellidos que son los actuales de la localidad, tales como Gijón, Ginés, Latorre, Monzonís o Castañer.
En un esfuerzo contínuo por recuperar el patrimonio, Almedíjar nos muestra su pasado medieval en sus murallas, el castillo y el arco del castillo. Recobra los antiguos oficios en una interesante feria que merece la pena incluir en la agenda. Los procesos del pan, el aceite, se pueden ver en el Museo Etnográfico. Un homenaje constante a las antiguas formas de vivir en la Sierra de Espadán.